El Día Internacional de la Juventud este año se celebra bajo el lema “Jóvenes migrantes, hagamos avanzar el desarrollo” y en este día UGT quiere recordar que las políticas de austeridad, la falta de empleo y las malas condiciones laborales están obligando a marchar a un número cada vez más creciente de jóvenes. En los últimos 7 años, se ha quintuplicado el número de jóvenes españoles que emigran pero en el extranjero tampoco encuentran el prometido paraíso laboral, ya que la precariedad es un mal endémico en toda Europa. El sindicato considera que para activar el empleo juvenil es necesario reactivar los servicios de empleo público y centrarse, entre otras cosas, en desarrollar políticas de I+D+i, mejorar el sistema educativo y vincularlo a las necesidades del sistema productivo e incentivar la contratación indefinida. No podemos dejar escapar a las generaciones de jóvenes mejor preparadas, porque apostar por la juventud no es sólo una inversión de valor añadido para el futuro, sino también para el presente.

Naciones Unidas ha escogido el lema “Jóvenes migrantes, hagamos avanzar el desarrollo” para celebrar este año el Día Internacional de la Juventud. Según la ONU, los jóvenes representan hoy en día casi un tercio de los migrantes internacionales y, ante la intensidad de los movimientos migratorios, recomienda mayor cooperación entre los Estados y que, dentro de las sociedades, se aumente el acceso a una educación de calidad, a la participación democrática y las competencias interculturales que ayudan a la convivencia. 


Los datos muestran que hay una tendencia superior a emigrar entre aquellas personas con estudios superiores (sobre todo entre aquellas que emigran al resto de Europa) y entre aquellas que tienen ocupaciones que requieren más formación o que tienen una mayor carga de responsabilidad. 

Los destinos más importantes de los jóvenes son la Unión Europea (50,4%) y América (30%). Y también se empieza a tener en cuenta los países asiáticos, pero en menor medida. 

Dentro de la Unión europea uno de los principales destinos es Alemania. Según la Oficina Federal de Estadística llegaron allí el año pasado cerca de 21.000 españoles, pero otros 11.000, algo más de la mitad, regresaron, ya que el idioma y la convalidación de títulos son los principales escollos con los que se topan los miles de jóvenes desempleados españoles que emigran en busca de una oportunidad a Alemania, supuesto paraíso laboral de Europa. La traba del idioma es difícil de salvar a corto plazo, pues el alemán es una lengua con escaso arraigo en los centros docentes del sur de Europa (donde se han priorizado el inglés y el francés), y su complejidad dificulta un aprendizaje rápido y a distancia. 

Sobre el reconocimiento de las titulaciones, decir que en los últimos años se ha avanzado en Europa a nivel universitario gracias al proceso de Bolonia, pero apenas se ha abordado la convalidación de estudios de formación profesional (FP). Estos estudios varían mucho de un país a otro tanto en competencias como en currículo, un punto donde Alemania enfatiza el aprendizaje práctico en empresas frente a otros países que se centran principalmente en la teoría. 

En el resto de países europeos se observa una tendencia a un ligero aumento de la emigración pero no es comparable con la tendencia española que es, de lejos, la más importante de todos los países, incluidos Italia y Portugal, por ejemplo. En los últimos 7 años, se ha quintuplicado el número de jóvenes españoles que emigran, por ello, se está produciendo un cambio en la pirámide de población. 

En el extranjero los jóvenes tampoco encuentran el prometido paraíso laboral, ya que la precariedad es un mal endémico en toda Europa, que se sufre por igual independientemente del país en qué se encuentren. 

Más allá de Europa, la juventud española está empezando a optar por otros destinos como Latinoamérica y Asia; donde los trabajos que realizan también se encuentran caracterizados por la precariedad, con jornadas laborales muy largas y sueldos muy bajos que no aseguran una vida digna. 

Frente a quienes hablan de un exilio temporal, de la emigración como fase transitoria que permite a la juventud adquirir conocimientos y experiencia para volver, la realidad es otra, la gran mayoría de los que se van, lo hacen para no volver, dado que la única alternativa al paro es la precariedad, puesto que el Gobierno opta por la flexibilidad y la temporalidad de los contratos.