El próximo día 8 de marzo, UGT y CCOO queremos convertirlo en una jornada de lucha. El Día Internacional de la Mujer debe convertirse de una vez por todas en un día de reivindicación, de lucha, de protesta y de recuperación de derechos.
Ambos sindicatos hemos convocado dos horas de paro en todos los sectores y empresas para erradicar esa desigualdad. Paros que se van a concretar con debates y reflexiones para llegar a un objetivo común, concienciar a todos los trabajadores y trabajadoras que la igualdad es imprescindible e innegociable. Y no me refiero únicamente a la salarial, sino también en cuanto a contratación, al acoso y a la violencia, también, que sufren miles y miles de mujeres. Debemos acabar, entre todos, con la lacra de la violencia machista que azota nuestro país desde hace mucho tiempo.
Por aportar datos, en los últimos años hemos asistido a una brecha salarial que ha ido a más y que se sitúa ya cerca del 25%. Un claro retroceso de las condiciones en el empleo de las mujeres, donde en algunos casos cobran hasta 7.000 euros anuales menos. No hace falta recordar que trabajan gratis todos los viernes del año. Ellas son las principales destinatarias del trabajo a tiempo parcial, triplicando casi a los hombres en este aspecto. Estamos hablando de más de 2 millones de mujeres frente a poco más de 700 mil hombres.
Lo mismo sucede en el caso de las pensiones dónde la diferencia se sitúa por encima del 36%, o en el paro, dónde las mujeres son mayoría. La tasa de paro masculina se encuentra en el 14,97%, mientras la femenina es casi 4 puntos superior, del 18,35%. Un 51,7% de las personas en desempleo son mujeres.
Y más llamativa es aún la diferencia en la tasa de actividad, muy alta en España. En la actualidad la diferencia es de 11,49 puntos porcentuales menos en las mujeres, dato que se deriva de la necesidad de muchas de ellas de dejar su vida laboral para poder cuidar a sus hijos e hijas o a sus mayores, debido a una deficitaria política social en cuanto a la protección de nuestros mayores, una mala política de conciliación familiar que no permita distribuir la carga laboral entre mujeres y hombres, y una mala política salarial donde abandona la vida laboral quien menos gana.
Desde que presentamos las acciones para el 8 de marzo hemos querido dejar claro que no se trata de un paro laboral típico. Se trata, más bien, de una acción para llegar a una conciencia colectiva de que la sociedad necesita dar un paso adelante en el compromiso con la mujer, tanto por parte de trabajadores como de las empresas.
Es necesario hacer un frente común para acabar con el machismo en una sociedad que lo ha potenciado durante años y que lo sigue haciendo. Deberíamos sentirnos avergonzados por muchas de las situaciones que suceden en nuestro entorno.
Hace mucho tiempo que vengo situando en mi discurso la necesidad que el Sindicato sea feminista, donde la mujer sea protagonista y reivindique su posición en la sociedad. Ha llegado el momento de dejar de hablar y empezar a actuar.
El 8 de marzo no valen excusas, todos y todas debemos luchar por una sociedad igualitaria, que no discrimine y no perjudique a las mujeres. Yo voy a luchar, UGT va a luchar, y espero que todos los trabajadores y trabajadoras de este país lo hagan por sus compañeras. Es una lucha de todos, no solo de las mujeres.