En 1977 los estudios de ATS cambiaron su currículo y pasaron a denominarse Diplomado en Enfermería; las enfermeras dimos entonces un inmenso salto hacia la concreción de una profesión distinta, con unos contenidos propios y fundamentada en la atención a las necesidades de las personas, en su cuidado. Conseguimos la profesionalización de nuestro saber y el reconocimiento para avanzar en un segundo ciclo, la Licenciatura en enfermería.
Han sido numerosos los avatares por los que hemos tenido que navegar: políticos, académicos,profesionales, económicos, sociales, y aun asi la licenciatura en enfermería nunca vio la luz.
Entre tanto, otra vieja reivindicación del colectivo, se hace realidad cuando en 1987 el Real Decreto 992 regula la obtención del título de enfermero/a especialista; pero tras 17 años, solamente vieron la luz 2 especialidades, Matrona y Salud Mental; el resto de las previstas quedaron madurando en el árbol de la ciencia.
Ha pasado mucho tiempo y desde entonces ya estamos en Europa, los Ministerios de cada país miembro han refrendado en la firma de la Declaración de Bolonia, un desarrollo armónico de un Espacio Europeo de Educación Superior, mediante el cual las enfermeras/os somos “GRADOS”, con lo que podemos seguir estudiando hacia un “postgrado o máster” y los más osados tienen la oportunidad de investigar la ciencia enfermera y Doctorarse.
Tras 18 años de la publicación del Decreto de especialidades enfermeras, y durante la transición hacia la convergencia europea de enseñanza superior, con prisas por parte del Consejo General de Enfermería provoca que el Gobierno de la Nación, entonces del Partido Popular, presente un nuevo Decreto de especialidades Enfermeras, el cual con algunas pequeñas modificaciones ha llegado hasta nuestros días.
Merece destacar el hecho de que el actual Real Decreto vigente provoca compartimentos estancos para acceder a los puestos de trabajo, no se precisa la asignación retributiva que ello va a suponer, si es que la supone. Tampoco define el encuadramiento que las especialidades propuestas tendrían en el marco comunitario con el nuevo replanteamiento sobre titulaciones universitarias, hace desaparecer a la enfermera/o generalista, o lo que es lo mismo, se necesitarán 2 años más de estudios para poder ocupar el mismo puesto de trabajo, además, los campos propios de atención específica del enfermero/a brillan por su ausencia.
En definitiva, podemos decir que las denominaciones de las especialidades propuestas lo son a imagen y semejanza de las especialidades médicas, lo que es incongruente con un desarrollo profesional y autónomo y fundamentado en los cuidados, y no presentan un desarrollo curricular específico enfermero que sustente la necesidad profesional o social de su creación.
La profesión enfermera por la que tanto hemos luchado se merece que todos los enfermeros conozcamos y opinemos sobre el futuro profesional que nos quieren imponer, y salir del esquema actual, ya que estas especialidades siguen sustentando un sistema biologicista, desfasado y criticado por la OMS.
Nuestras especialidades deben marcar un camino nuevo hacia el reconocimiento de una profesión autónoma y autodidacta, una profesión moderna y acorde a las necesidades de la población actual.
No obstante lo dicho, hoy, 27 años después del primer Decreto y 9 después del segundo, el Ministerio realiza una Propuesta de Cronograma para la creación de Categorías vinculadas a las Especialidades de Enfermería en el ámbito del SNS, cuando todavía el acceso por la vía excepcional no está ultimado en Geriatría y Familiar y Comunitaria y ni siquiera existe programa de especialidad para la Médico- Quirúrgica, con lo que existe un trato muy diferente a unos y otros colectivos dentro de la misma profesión, lo que vulnera el derecho a su posibilidad de desarrollo y formación.
La FSP-UGT de Melilla (Área de Sanidad) ante esta nueva improvisación, exige al Ministerio el desarrollo de todas las especialidades en la misma medida puesto que pueden representar un mérito y/o requisito para el acceso a plazas en el futuro y así discriminar entre afortunados por el desarrollo de una especialidad y desafortunados por el bloqueo institucional de otras.